Era la primera vez que se veían. Se habían conocido por teléfono, casi de casualidad. Fue un día maravilloso, redondo. Risas, confidencias... Por la noche, cuando se despedían, ella le preguntó: “¿Por qué no me has llevado a la cama?”. Él no dijo nada, sólo dejó caer una sonrisa... ¿Qué motivo, qué poderosa razón, se escondía detrás de ese gesto?
miércoles, 30 de enero de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario