miércoles, 24 de noviembre de 2010

Para siempre

"Ningún amor es para siempre. Eso sólo son palabras". Tal cosa le soltó ella, hacía diez minutos, en los postres, a él. Un hilillo de chocolate se mezcló en su barba con la única lágrima que derramó, mientras ella desaparecía -quizá para siempre- del restaurante. Ahora, conduciendo de vuelta casa, él recordaba cuántas promesas se hicieron, cuántas ilusiones pusieron en común… "¡Cuántas y cuántas cosas!", pensó ya aparcando. Aquella noche él apenas durmió. Las mil vueltas en la cama se alternaron con otros tantos pensamientos: "la quiero", "¡No hay derecho a esto!", "la amo!, "¿Por qué?"… Por la mañana -a pesar de la mala noche o quizá producto de ella- él lo vio claro: "El movimiento se demuestra andando. Sólo es cuestión de demostrar que no son sólo palabras"…


¿Qué piensas tú? ¿Crees que él está en lo cierto? ¿O tiene ella razón?

¿Cómo se puede demostrar hoy que mañana seguirás ahí?

24 comentarios:

monica dijo...

Pienso que eso de que “el amor es para siempre” debe ser una especie de lema, de camino a seguir, de principio inspirador que guíe los pasos que los dos quieran dar conjuntamente.
“El amor es para siempre” no es un final feliz, algo que ocurra cuando surja la chispa entre dos amantes.
El amor, es y no es para siempre. Lo es, y es algo grande, siempre que dos se lo propongan. El amor será para siempre para ellos. O no.

Anónimo dijo...

De la tarrina de amor existente unto sin medida cada una de mis vivencias, y el amor no se acaba. Dentro del ropero guardo mis experiencias ya secas de amor. Y sigo untando las nuevas, es mágico! Génesis curiosa, o simple cara dura.

monica dijo...

Sin duda tienes carisma, algo que hace que los demás estén deseosos de ser “untados” por ti. Todos se preguntan: de dónde saca esa tarrina...?

Anónimo dijo...

¿Alguien sabe de dónde sacó Mary Poppins su paraguas? Los fabricados del gran roble nacimos con sentidos extra instalados de serie. Entre ellos –del corazón hecho dueño- aposta su figura, cual caballería guerrera, mi tarrina de amor.

Manuel Correa dijo...

Genial, mis estimados comentaristas. Pero... Las preguntas de esta historia (léase el final del post) siguen esperando vuestras certeras respuestas. Y yo también.

Anónimo dijo...

"El movimiento se demuestra andando. Sólo es cuestión de demostrar que no son sólo palabras"… El AMOR es presente, hay que vivirlo, respirarlo y sentirlo SIEMPRE EN PRESENTE.

Manuel Correa dijo...

Sí, sí. En eso estamos de acuerdo. La cuestión no es QUÉ, sino C-Ó-M-O puedes hacer sentir a una persona, o sea: darle la sensación, de que mañana seguirás ahí (siempre que no te mueras mañana, claro). Insisto: CÓMO puedes conseguir que tu pareja sienta eso?

Anónimo dijo...

El engaño reside en él mismo. Una y otra vez su mente repite: “otra de mis herramientas de serie –amén de la nombrada tarrina- resulta ser la destreza con la que posibilito el acceso a la vida (facilitador –no el político, no- me llaman). Mi identificación mental y afectiva con ella es de tal calibre…, que el untado ser nunca se hace a la idea de planificar una vida sin mí, ni siquiera después de abandonar la relación”. Cuidado, no tropieces.

Manuel Correa dijo...

Estimado anónimo: tu teoría sobre las "herramientas de serie" y la "untura" sentimental es muy interesante, pero piensa: el protagonista de esta historia no MANIPULA, simplemente se encuentra de cara con la siguiente situación: ella no quiere seguir porque TEME quedarse, antes o después, sola. Es decir: ella tiene miedo de que él termine por dejarla. Y opta por "me voy antes de que de que me echen". La protagonista parece manejar una premonición: "se acabó el amor" (que requeriría otro post). La pregunta concreta es: ¿Qué harías tú en el lugar de nuestro protagonista?

Anónimo dijo...

Con el agua y las miradas. Siempre sabrá que seguirás ahí, ella quizás no está segura de haberse ido para siempre. ¿Quién vive con eternas certezas? Lo maravilloso de la vida y lo que nos hace humanos es tener incertidumbres.

Manuel Correa dijo...

Lo que dices es hermoso. Y justo en buena medida, creo. Pero... ¿No es eso -quizá- fomentar falsas esperanzas en nuestro protagonista? Ya sé: quien ama de verdad no debe esperar nada. Sin embargo yo pienso (e incluso siento): el que ama quiere (y, por tanto, en alguna medida espera) ESTAR JUNTO a la persona que ama. En tal caso ¿es que ella no lo ama? ¿es la de ella una "extraña forma de amar"? Hazte cargo...

Anónimo dijo...

Ella quizás le ama pero anda saboteándose, quizás un truculento pasado, quizás inmadurez, o simplemente uno de esos procesos autodestructivos de la vida.
Considero que no hay verdaderas y falsas esperanzas, cualquier persona que ame verdaderamente a otra debe guardar siempre un atisbo de esperanza. Amar consiste en entregarlo todo sin esperar nada a cambio.

Anónimo dijo...

No hay forma de hacer sentir al otro que siempre estarás ahi, certeramente. La duda siempre existirá, porque no es real el "por siempre".
Lo único que podemos hacer sentir es que HOY estamos aqui, al 100 por 100, tirando del carro, poniéndo todo de nuestra parte para que pueda existir un "por siempre".

monica dijo...

Recuerdo a todos y cada uno de mis amantes. Recuerdo también las promesas mútuas de amor a largo plazo. Y recuerdo el final siempre amargo de un contrato rescindido por alguna de las partes.

Y cuando llega la madurez, también llega el amor como compromiso diario. Y llegan también las decepciones y la manera de superarlas. Y las crisis, con sus sorpresas, y las reconciliaciones con su pedazo de gloria...

Por eso decía, que no creo que el amor para siempre sea un final feliz, más bien es un compromiso con uno mismo y con él/ella.

Y sí sabes cómo hacer que el otro lo sepa. Eso se sabe.

Anónimo dijo...

Entendamos que los procesos sobre el amor se componen del firmamento de situaciones imaginables resultantes en conformar la relación entre amantes. Idealizar cualquiera de ellas no es más que sacarlas de su contexto a fin de exponerlas. Todas utilizan sus contrariedades y parabienes en pos de construir participando de lo “bueno” y de lo “malo” de cada una, hasta cuando se acaban, porque, simplemente, es parte del proceso de amor.

Manuel Correa dijo...

Estimada Mónica: "Y sí sabes cómo hacer que el otro lo sepa. Eso se sabe"... Nuestro protagonista NO lo sabe. ¿Podrías sugerir CÓMO "eso se sabe"?

Estimado anónimo: estoy de acuerdo, la "idealización" es un vicio, quizá inherente al ser humano, que contribuye a cargarse una relación. Cambiemos entonces las "esperanzas" por "expectativas" ¿Crees que de éstas no habría que formarse ni una sola en lo que amor se refiere? ¿no es eso un ejercicio demasiado "duro" (aunque, seguramente, más sano?

Anónimo dijo...

“Para Reyes me pido tabula rasa”. ¿Pero es posible que nos planteemos coartar las emociones más carnales con tal de resguardarnos de las consecuencias del fracaso amoroso? ¿Cómo es que somos tan cobardes?

Malditos! (simple interjección). No podemos chequear nuestro comportamiento para anular –copiar, pegar – las reacciones que dan identidad a nuestra especie. Son parte de nosotros, vivámoslas todas. ¿Crear expectativas, tener esperanzas? Por supuesto que sí. Y si no se cumplen, lloraré el duelo oportuno: hincaré la rodilla en mi honda pena; pero con las mismas inspiraré un suspiro más que aliente a seguir el camino de ventura que me tocó vivir. Avanti!!! (…niña, acércame la tarrina esa…).

Manuel Correa dijo...

Demoledor, convincente... Estoy "untado" -lo confieso- por tus palabras! jejeje... Cuando me vea penando la próxima vez, y de nuevo, por asuntos de amor recordaré esto que dices: quizá entonces comprenda que esa pena "forma parte del espectáculo" y la viva, si no con gozo (cosa difícil), sí con más "naturalidad". Aunque, y acogiéndome al derecho de crearme expectativas, espero que la próxima mujer -si la hay- ejerza de ser humano... (eso, eso, otro lametazo a la tarrina)...

Anónimo dijo...

El amor es sufrido y considerado, nunca es dejado.
El amor nunca es jactancioso o engreído,
nunca es grosero o egoísta,
nunca se ofende ni es resentido.
El amor no haya placer en los pecados de los demás
y se deleita en la verdad.
Siempre está dispuesto a excusar,
confiar, esperar y soportar todo lo que venga

Manuel Correa dijo...

Carta de San Pablo a los Corintios. Preciosa, y cierta para mis adentros. De hecho siempre lo he sentido así. Por suerte, la inteligencia emocional se está desarrollando con rapidez. Aunque no evite el duelo, ayuda a sobrellevarlo por el camino del olvido (obligado en mi caso)... Pedí perdón por mis errores. Demostré que no repito el mismo error en lo sucesivo... ¿Qué pasó?... Para no caer en lastimerías sólo pregunto: ¿me amó ella de esta manera con la que San Pablo ilustró a los de Corinto? ¿vendrá quien así me ame?

monica dijo...

Esperando en el camino que alguien dé una respuesta,
Llevo en una mano un libro y en la otra una piedra.
Otros le hablan de sus dudas a una calavera,
O golpean con los nudillos el contenedor.

Todos creen que habrá un descanso al final de la escalera,

Van buscando paraísos detrás de cada puerta
Y se cuelgan crucifijos y agitan banderas.

Yo sigo esperando, ¿qué más puedo decir?
Que el brujo puede hacer que llueva,
Y el viento hace que enloquezca, pero creo que nadie puede hacer que tú, que tú vuelvas.

Esperando a que en los muros aparezcan grietas que nos dejen ver al cíclope en su madriguera,

Otros buscan un refugio en la tormenta,
Yo sigo esperando, ¿qué más puedo decir?

Que el brujo puede hacer que llueva, y el viento hace que enloquezca,
Pero creo que nadie puede hacer que tú, que tú vuelvas.

http://www.goear.com/listen/1e5c295/sigo-esperando-jose-ignacio-lapido

Manuel Correa dijo...

Estimada Mónica: preciosa letra... No suelo personalizar, y mucho menos en mí mismo, las historias de este blog. Me salto mi propia "norma": yo también sigo esperando.

Anónimo dijo...

Viéndome abrumada por tan locuaces comentaristas, y siendo que tras leer todos vuestros mensajes aún debo poner orden en mi cabeza...me habeis complicado la existencia...tengo por bien decir a nuestro moderador, blogista o creador de historias "no basadas en su experiencia", que cuando alguien decide dejar una relación por temor a que se acabe, simplemente es alguien cobarde que no quiere reconocer que no está enamorada/o, y es una excusa perfecta para no herir en exceso y dejar la conciencia relativamente tranquila.
El amor es ciego, no lo olvidemos, y cuando alguien está enamorado, vive por y para esa persona...pero sobre todo arriesga, y en ello radica la belleza del amor, en la incertidumbre...por ello quien renuncia a ella, sencillamente está reconociendo que la persona que tiene delante no tiene el valor necesario para arriesgar y sufrir por ella.
Vamos, como diría mi padre, ""mira niño/a, que si te ha dejado por ese motivo, es que ya no te quiere"....son excusas

Anónimo dijo...

De repente, alguien entra en tu vida y se cuela en tu cabeza, por unos segundos, unos días, unos meses, un año. Ya está ahí y ocupa el centro de tus pensamientos, pero te has olvidado que entró de casualidad. Os encontrasteis en un bar, a la salida de un cine,alguien os presetó.... De repente, han pasaso tres años
¿Casualidad?